Cada vez más estudios demuestran que la masa muscular no es sólo certificado de estética, sino también de juventud.

Los niveles de fuerza y de cantidad de masa muscular son indicadores de capacidad de supervivencia. Es decir, podemos asociar al músculo con un menor riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares, metabólicas, cáncer, diabetes, etc., lo cual se condice con un menor riesgo de posibilidad de morir por estas condiciones. Es decir, el músculo te ayuda a vivir más y mejor.

Si realizás actividad física, conservarás tu masa muscular y todos los beneficios que consigo trae. Esto es válido para todas las edades. ¿No lo creés? Observá las diferencias en la imagen de abajo: dos personas mayores de la misma edad, una entrenada y la otra no.

En el caso de la persona entrenada, podrás apreciar que no solo tiene una estética mejor y luce más joven, sino que lo más importante es que su organismo se mantuvo mucho mejor.

Lo que te hace bien por dentro, se nota por fuera y es por esta razón que los diferentes órganos de tu cuerpo conservan mejor su funcionalidad si realizás ejercicio con frecuencia (órganos jóvenes = cuerpo joven = apariencia joven). Mientras que una persona que no se ha ejercitado a lo largo de su vida, no solo no lucirá más juvenil, no lo será. Es por esto que frases como “no dejamos de entrenar porque envejecemos, envejecemos porque dejamos de entrenar”, tienen toda la razón.

Si bien el ejercicio, en cualquiera de sus formas, es mejor que el sedentarismo, debés saber que el que te mantendrá saludable, joven y tonificado es aquel que trabaje todas las capacidades, priorizando la fuerza, ya que será la que te ayude a formar masa muscular.

El ejercicio te hace sentir, parecer y ser más joven, porque aminora el proceso de envejecimiento en tus cromosomas. Éstos son estructuras que se encuentran en el interior de las células y contienen información genética. Dentro de los cromosomas, en sus extremos, existen los telómeros, que forman la parte final de los cromosomas y controlan el tiempo de vida de las células. Los telómeros se hacen más cortos a medida que pasa el tiempo. La longitud de los mismos puede, por tanto, servir como un reloj biológico para determinar la esperanza de vida de una célula y un organismo. Es uno de los biomarcadores más precisos del paso del tiempo en tu organismo y también de tu salud.

Existen múltiples estudios recientes que han encontrado relación entre la práctica regular de ejercicio y la longitud de los telómeros, sugiriendo que el ejercicio podría ralentizar el reloj del envejecimiento. Esto se debe a que provoca una activación de la telomerasa, una enzima capaz de regenerar, en cierta medida, la longitud de los telómeros.

A su vez, tiene influencia en otros factores que son causantes de envejecimiento, como ser el estrés, el sobrepeso, depresión, descansos, etc.

El ejercicio alivia el estrés, tiene un efecto relajante en el sistema nervioso que luego de realizarlo, ayuda a reducir la preocupación y los niveles de ansiedad, lo cual no es un dato menor. Hoy en día, el estrés es influyente en muchas de las enfermedades que padecemos como sociedad, al punto que aparece cada vez a más temprana edad, surgiendo un fenómeno que llamamos niños adultos o adultos ancianos. El estrés empeora nuestro organismo apurando el paso del tiempo.

En fin, tus hábitos y, por supuesto, tus genes, son los que van a determinar la calidad y cantidad de años de vida, por lo que “hacer lo correcto”, saludablemente hablando, te da todo el poder para tener las riendas de tu vida y con ello, la longitud de tus telómeros.