Los que están siendo más observados por una implicancia en la alteración del apetito son el ciclamato, la sacarosa y el aspartamo. En el tiempo, estos desequilibrios que podrían generar pueden influir en la ganancia de masa grasa. La sucralosa también se ha estudiado por su efecto negativo sobre la flora bacteriana. El edulcorante que al momento no se le ha detectado muchas connotaciones negativas es la stevia, al ser natural no genera desequilibrios en el organismo, por lo que sería el más recomendado.

Debido a que todos los edulcorantes tiene un sabor dulce concentrado, no es positivo cargar demasiado con ellos nuestros alimentos, ya que nuestro paladar se acostumbra a estos sabores, generando necesidad de buscar ese dulce en otros alimentos, por lo que cualquiera que usemos debe ser controlado y no endulzar en exceso. A veces los alimentos ya son de por sí dulces y no es necesario el agregado extra de endulzantes. También debemos considerar esto y no endulzar por costumbre, sino empezar a degustar y ver si realmente es necesario. 

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La cantidad debe ser regulada, principalmente aquellos productos que además de por sí son dañinos para el organismo como las gaseosas, jugos, postres industriales, que si bien preferiremos la versión con edulcorante artificial, es para un consumo esporádico.