Tanto el arroz blanco como el integral, tienen la misma cantidad de calorías y carga glucémica. Sin embargo, dentro de nuestro cuerpo se comportan de diferente manera.

El arroz integral es más rico en vitaminas, minerales y en fibras, lo que nos proporciona mayor trabajo digestivo, permanece más tiempo en el estómago y otorga mayor saciedad. Además, la fibra modifica la respuesta glucémica, haciendo que la glucosa se absorba más lentamente, evitando así picos excesivos y bruscos de insulina en sangre. Por lo tanto, este tipo de arroz es una excelente opción para un estilo de vida saludable.

En cambio, el arroz blanco es un producto refinado, proceso por el cual se pierde gran parte de sus nutrientes, como la fibra, quedando prácticamente almidón puro, lo que hace que se comporte como un carbohidrato refinado a la hora de consumirlo. Al no contener fibra, no da trabajo digestivo ni permanece mucho tiempo en el estomago, aumentando bruscamente los niveles de glucosa e insulina en sangre, favoreciendo el aumento del apetito, la retención de líquidos, la acumulación o formación de grasa corporal y el desarrollo de enfermedades crónicas y/o inflamatorias, etc.

| Aprendé más sobre el arroz integral en nuestro Diccionario. |

Empecemos a tener opciones de arroz integrales, su sabor es muy rico, solo por una cuestión de costumbre es que nos acostumbramos al refinado...pero ¿y si lo reemplazamos? Empecemos a tener esta opción en la alacena, y a combinarlo con vegetales, carnes o huevo.

¿Cuándo consumir arroz blanco? No es necesario consumirlo, solo podemos tenerlo en cuenta cuando se tienen síntomas gastrointestinales, como diarrea o vómitos, simplemente para no estimular al intestino. Pero salvo esa excepción, no debe estar en el día a día.

Y... ¿ya incorporaste fibra a tu alimentación?