Muchas veces escuchamos excusas asociadas a la edad para comenzar a realizar algo nuevo. Algunos de los miedos que vienen asociados con cumplir años tienen que ver con la idea de engordar más, con la dificultad de ganar masa muscular, con cuestiones relacionadas a la recuperación post ejercicio, con creer que ya no se puede lograr lo que se quiere, entre otros miedos.

Si miramos los datos promedio, estas creencias tienen algo de cierto. Cada década después de los treinta perdemos de media un 5% de masa muscular, un 10% de testosterona y también masa ósea. Ganamos grasa y perdemos capacidad cardíaca.

Es cierto que el envejecimiento juega un papel en el rendimiento físico y la consecución de resultados, pero muy inferior al que la gente cree. Sin embargo, vamos a ver que en realidad no dejamos de entrenar porque envejecemos, sino que envejecemos porque dejamos de entrenar.

Uno de los miedos es que es difícil ganar masa muscular con la edad, pero no es cierto. Numerosos estudios datan de que no se encontró correlación entre el tamaño muscular y la edad. Y no existe un límite de edad a partir del cual sea imposible ganar masa muscular.

Esto no quiere decir que no sea un poco más difícil ganar músculo con la edad, obviamente, pero las diferencias son mucho más pequeñas de lo que la mayoría piensa. El resumen sería, por tanto, que perdemos mucho más músculo por dejar de usarlo que por cumplir años.

A su vez, también se puede concluir a partir de numerosos estudios que ni la edad ni la menopausia parecen perjudicar la recuperación tras un entrenamiento de fuerza. El envejecimiento afecta a todo nuestro cuerpo y el sistema inmune no es la excepción. Una vez más, su deterioro se debe más a la inactividad que a la edad.

Resumiendo lo escrito anteriormente, la inactividad física y la ausencia de entrenamiento de fuerza influyen más sobre la pérdida muscular que la edad. Es decir, nunca es tarde para empezar, ya que independientemente de la situación actual de cada persona, se puede mejorar, y podes buscar estar mejor que antes.

Siempre vas a agradecer comenzar, luego de ver los cambios. No es la edad la que deteriora, sino tus hábitos. Empezá hoy.