Como siempre sostenemos, es difícil dar una regla general que involucre a todas las personas en todos los casos. Es, en realidad, imposible.

Solo podemos hablar de casos particulares y de cierta reiteración de resultados, principalmente en lo que respecta al entrenamiento en ayunas que está en plena investigación todavía. Veamos algunos casos en los que se suele utilizar.

Con el entrenamiento en ayunas se pretende forzar al organismo a utilizar las grasas como fuente de energía. Esto sucede porque durante el sueño se produce una reducción de las reservas de glucógeno y eso provoca que el organismo busque otra fuente de energía durante el entrenamiento.

Es así que se cree que entrenar en ayunas favorece la utilización de lípidos como fuente de energía, por otro lado, también se sostiene que entrenar sin haber desayunado puede inducir el catabolismo, ocasionando la pérdida de músculo.

Hay estudios realizados con individuos entrenados y no entrenados que corroboraron que 12 horas de ayuno y un entrenamiento de baja intensidad aumenta la oxidación de lípidos. Pero cuando la intensidad se incrementa, el entrenamiento no utiliza más grasas como fuente de energía, independientemente del estado nutricional.

Así, la oxidación de lípidos en el entrenamiento de alta intensidad no resulta muy diferente en ayunas o habiendo realizado una comida previa, pero sí puede traer diferencias en el rendimiento. Se podría decir que, si se quiere entrenar intenso y en ayunas, podría hacerse en personas entrenadas que buscan lograr adaptaciones positivas en su resistencia y estado físico, pero no representa mayores ventajas ni resulta apropiado para principiantes o para quienes van a realizar un entrenamiento de larga duración.

Si comparamos los resultados de entrenar en ayunas respecto a hacerlo post desayuno, muchos estudios evidencian consecuencias positivas en la tasa de oxidación de grasas, en el aumento de las enzimas que están involucradas en la lipólisis, disminución de triglicéridos intramusculares, pero no muestran grandes mejoras en el rendimiento deportivo y en objetivos de esta índole.

Por lo que si tu duda es si es mejor o no entrenar en ayunas, mejor la pregunta sería ¿para qué?