Siempre insistimos en elegir alimentos naturales y frescos, porque son los que tienen que predominar nuestro día a día, son aquellos que permitirán tener una alimentación consciente.

Aún así debemos tener conocimiento acerca de los productos ultraprocesados, para que al momento de optar por algo sea sabiendo lo que vamos a comer.

No es tarea sencilla despojarse del marketing e ir a la letra chiquita, por eso es necesario aprender a hacerlo. Actualmente está en curso el pedido de la Ley de etiquetado frontal, algo muy necesario que obliga a la industria alimentaria a nombrar de manera clara y en el frente, determinados ingredientes críticos para la salud y que se encuentran en altas concentraciones, algunos ejemplos son azúcares, sodio y grasas trans.

Sin embargo es necesario hacer algo ya, y aprender es una forma de poder decidir con conocimientos.

En general es la parte más atrayente y llamativa, casualmente es la más fácil de leer pero la que menos información real e importante aporta. En general veremos el nombre comercial del producto, de qué se trata en una letra más chiquita, las calorías por porción, el peso y, por supuesto, algo positivo como "rico en calcio", "energía plus", "reducido en azúcares", "con probióticos". La lista es larga, pero a la realidad la vamos a encontrar dando vuelta el paquete.

Por suerte muchos han empezado a mirar este cuadrito. Nos va a indicar las calorías y la cantidad de proteína; carbohidratos; grasas totales, grasas saturadas y grasas trans; fibra y sodio. Puede tener otra información pero estos son los nutrientes que deben estar de manera obligatoria. ¡Ojo! Esos valores, en general, son en base a la porción recomendada por la industria, por lo que debemos leer en la parte superior del cuadrito cuánto es esa porción. Puede decir 2 galletas, si comemos 4 o 5 el aporte va a ser muy diferente.

Esta parte es la menos leída y conocida, pero porque ¡es ínfima! Una letra super chiquita y a veces en lugares del paquete difícil de leer. Pareciera que por algo no se quiere mostrar, ¿no? Justamente es ahí donde no debemos dejar de leer, es ahí donde van a quedar al descubierto los engaños y ocultamientos para vender.

Para entender su lectura, siempre los ingredientes estarán ordenados de mayor a menor, es decir de lo que más tiene a lo que menos en cuanto a la cantidad. Es ahí donde podemos encontrar pequeños engaños.

Por ejemplo, podemos tener un producto que en el frente dice "con avena". Bueno, la avena es saludable, pero cuando vemos la lista de ingredientes resulta que primero está la harina refinada, azúcares, aceites y recién después aparece la pobre avena. Si queremos saber realmente, debemos leer los ingredientes, justamente lo que se quiere hacer con el etiquetado frontal es evidenciar esos ingredientes que en el frente no se promocionan, claro que por conveniencia de la industria y no de los consumidores.

Para ser participe de nuestras propias elecciones alimentarias, debemos tener conocimiento y estar informados, elegir sabiendo. Aún así, no olvidar que los productos ultraprocesados no son para un consumo diario.

La salud está en nuestras manos, la industria alimentaria no la cuidará, ¡solo cuidará su bolsillo!