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Durante mucho tiempo se repetía: “una copita de vino tinto por día le hace bien a tu salud”. Esta recomendación se debía al contenido de resveratrol, importante antioxidante con protección cardiovascular.
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Está bien si solo miramos ese compuesto pero, ¿qué pasa con el alcohol?

En 2012, la Organización Mundial de la Salud publicó un extenso documento, donde se señalaba que los beneficios encontrados en el consumo moderado de vino se prestaban a confusión, pudiendo deberse a otros factores. Concluye que la prevención de enfermedades cardiovasculares se obtiene de manera efectiva mediante la realización de actividad física y con una alimentación saludable.
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Entonces, ¿de dónde nace la insistencia de que necesitamos ese consumo moderado de vino? Posiblemente de la industria y el esfuerzo de generar estudios favorables para su consumo diario.
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En fin... ¿el vino es bueno para el corazón? ¡No! Esos mismos beneficios se pueden encontrar en el consumo de frutas y verduras, siendo la alimentación lo más certero para la prevención de enfermedades.
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¿Se puede llevar una vida saludable con un consumo bajo o moderado de alcohol? Posiblemente. ¿Es aconsejable promover el consumo de vino desde el punto de vista de la salud? Bajo ningún concepto.

Disfrutemos entonces del consumo moderado y ocasional de esta bebida sabiendo que son los alimentos los que nos darán mejor vida y el vino, un poco de sabor.