Alimentación antiage

Cuando hablamos de envejecimiento, nos referimos a un proceso natural del cuerpo, pero según como sea nuestro estilo de vida podemos retrasarlo o adelantarlo. Muchos tratamientos estéticos se utilizan para mejorar la apariencia de la piel, pero no hay que olvidarse que las células se envejecen por dentro.

Rejuvenece de adentro hacia afuera

Los alimentos que consumís y el modo en el que vivís día a día (actividad física, emociones, etc.) influyen en cómo te ves por fuera.

¡La pastilla de la juventud la tenés en tus manos!

Un punto de partida es la reeducación alimentaria. Tu estilo de vida es el que te pemitirá gozar de años llenos de salud. Que tus platos traigan sabor, vida, amor y belleza.

Más allá de la alimentación, que es el punto que vamos a interiorizar, hay que tener en cuenta que el exceso de estrés, la falta de descanso, el tabaco y el sedentarismo contribuyen a un envejecimiento prematuro.

¡Alimentación para vernos y sentirnos mejor!

Los SÍ del antiage

Balance energético: no consumas energía de más ni de mala calidad.
Hidratate con agua: favorece la eliminación de toxinas, el tránsito intestinal y purifica tu piel.
Proteína de calidad en cada comida: variar las fuentes de huevos, claras, carnes magras, pescado y de proteína en polvo.
Vegetales y frutas frescas de estación para aprovechar todas sus vitaminas y minerales.
Grasas saludables y de calidad: mejor balance entre las grasas omega 6 y omega 3. En general, esta última es la que menos aportamos: no utilizar aceite de girasol preferir aceites de oliva extra virgen, incluir pescados grasos, semillas y frutos secos.
Prebióticos y probióticos: la salud intestinal es clave.
Condimentos antiinflamatorios: tienen principios activos que contribuyen a la disminución de la inflamación y, por lo tanto, al envejecimiento. Por ejemplo: cúrcuma, jengibre, té de matcha, hierbas aromáticas.
Suplementos alimentarios: el consumo de nutrientes aislados en mayor cantidad previene, en muchos casos, la deficiencia de éstos, que conduce a un envejecimiento acelerado. Los de mayor relevancia son: vitaminas como la C, E, D; minerales como Magnesio, Zinc, Selenio y ácidos grasos como omega 3 (proveniente del aceite de pescado), entre otros, dependiendo de cada situación en particular.