¿10 kg menos en un mes o 10 kg menos para siempre?

Cuando una persona quiere bajar de peso, es normal sentir esa ansiedad y querer que todo resulte más rápido.

Sin embargo, lo que rápido resulta, rápido genera secuelas y rápido se va. Cuando hablamos de salud, no hay magia, no hay tratamientos estrellas que solucionen todos los problemas en cuestión de días.

Pensemos lo siguiente: cuando uno se encuentra en un punto que no le gusta cómo se ve ni cómo se siente, y empieza a mirar hacia atrás a ver hace cuánto tiempo se está ocupando o no de su propia salud, debe plantearse ¿realmente estoy tan mal, con respecto al mal trato que le di a mi cuerpo por tanto tiempo?

La realidad es que el cuerpo nos da bastante tiempo de ventaja con respecto a nuestro comportamiento, pero dependiendo del mismo se puede llegar a un punto donde la vuelta a la salud se puede dificultar y mucho.

Es más inteligente plantearse una pérdida de peso a largo plazo que a corto plazo, si lo que querés es un cambio de salud para siempre.

Perder peso rápido es posible, pero no quiere decir que sea el mejor camino, ya que muchas veces se trata de medidas extremas y difíciles de sostener en el tiempo, sin pensar en generar un cambio en los hábitos, en llevar un estilo de vida.

Hacer tratamientos “mágicos” te puede ocasionar trastornos en el metabolismo y en tu conducta (cambios de humor, ansiedad, sentimiento de debilidad, entre otros), provocando tal vez el famoso “efecto rebote”. Esto quiere decir que al final no solo que no vas a lograr lo que buscabas, sufriendo el proceso, sino que sufrirás secuelas, que luego dificultarán aún más la vuelta a tu peso, a tu salud.

Conocé cuáles son los peligros

No tienen en cuenta el contexto e historia personal de cada individuo. Se trata de ciertas reglas que sólo deben seguirse, sin importar los gustos de cada uno, los momentos en los que puede o no comer o en los que presenta más ansiedad, no interesa si hace o no actividad física, qué tipo y cuánta, etc. En fin, no tienen en cuenta si está realizando ese tratamiento mágico, ¿por qué tendría en cuenta las consecuencias o peligros al hacerlo?
No enseña hábitos, por ende no genera acciones que perduren en el tiempo.
Provoca sufrimiento debido a las restricciones, cambios de humor por las medidas llevadas a cabo, por ende ¿quién puede sostener en el tiempo algo que lo hace sufrir?
La mayoría del peso que se pierde es de agua y músculo, el cuerpo no obtiene la energía necesaria y activa su modo ahorro para regular el gasto energético. Es decir, cuanto menos se come, menos se gasta.
El tejido adiposo (la grasa corporal que quisiéramos eliminar) se baja gracias a la masa muscular. Si la perdemos, reducimos la capacidad de quemar grasa. Incluso, se puede lograr verse delgado, pero con un porcentaje de grasa elevado y poco saludable.
Al disminuir demasiado las calorías, el cuerpo entra en un estado de “ahorro”, es decir, lo poco que recibe, lo aprovecha al máximo. Sin embargo, si luego se volviera a comer como antes o a incorporar más calorías, ese metabolismo sigue entendiendo que tiene que aprovechar al máximo y se recupera el peso perdido o incluso, aún más.

Estos tratamientos mágicos, en lugar de enseñarnos a disfrutar de los alimentos, a desarrollar una buena relación con la comida y nuestro cuerpo, a incluir el disfrute de la actividad física, fomentan el padecimiento, la restricción, el rechazo, la culpa.

Entonces, tu meta tiene que ser ese cambio de vida, en el que la prioridad seas vos mismo. Pasar tiempo con tu cuerpo, ser consciente de lo que sucede en él, según lo que realizás, sentir su energía, la satisfacción al moverse, el placer al lograr lo propuesto. Poder notar esa conexión entre lo que se piensa y se siente, según lo que se hace, sólo se logra cuando uno se prioriza y dedica un poco de tiempo para llevar a cabo las acciones que hacen a su bienestar.

Estar mejor dentro de un tiempo, comienza porque hoy te decidas a comenzar a realizar cambios, pero para siempre.

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