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Nutrientes energéticos: carbohidratos y grasas

Nutrientes energéticos: carbohidratos y grasas

Los nutrientes que consumimos a través de los alimentos tienen distintas funciones o vías de preferencias. Los nutrientes que nos aportan calorías son las proteínas, carbohidratos y grasas. Si bien todas nos aportan energía, el cuerpo no las utiliza de igual forma, ya que tienen funciones determinadas.

Las proteínas, ¿tienen calorías?

Por supuesto que tienen energía y, como todo, si nos pasamos en su consumo tendremos energía de más, pero en primera línea la proteína tendrá otra función. El organismo la reserva para la construcción, reparación, y dará lugar a hormonas, enzimas, transporte, defensas y más.

Cada proteína será específica para su función, es por eso que para la salud es indispensable contar con un aporte suficiente de este nutriente. Por lo tanto, debido a que presenta este camino priorizado, no se usará como sustrato energético a menos que el cuerpo no tenga de dónde obtener energía.

Carbohidratos y grasas: los combustibles.

Los verdaderos combustibles son los carbohidratos y las grasas.

Los carbohidratos tienen una función meramente energética y el organismo tendrá preferencia por esta primer vía. Las grasas aportan ácidos grasos esenciales, pero también tiene una función energética y el cuerpo también la utilizará.

Como siempre va a preferir los carbohidratos, es beneficioso para nuestro metabolismo no ofrecer en todo momento este nutriente. Podemos practicar ayunos y tener en cuenta las grasas en algunas comidas, ya que ofrecen saciedad y energía, de esta forma le daremos flexibilidad a nuestro metabolismo, permitiendo que se usen las grasas de manera más efectiva. Veamos más específicamente.

Carbohidrato: la energía preferida
Este nutriente tiene una vía mucho más rápida y fácil para la obtención de energía en relación a los otros nutrientes energéticos, por lo tanto el organismo lo va a preferir.

Cuando consumimos carbohidratos, luego de la digestión obtendremos glucosa, ésta llegará a la sangre, y luego se almacenará en la reservas, llamada glucógeno. Por lo tanto el organismo recurrirá a la sangre directamente o al glucógeno, permitiendo al cuerpo hacer uso de este combustible premium.

Por supuesto que el aprovechamiento de esta energía va depender del modo y el tipo de carbohidratos que consumamos:
  • Por un lado tenemos a los carbohidratos refinados: pueden ser  simples o complejos, estamos hablando de azúcares, harina refinada o arroz blanco y sus derivados. Son carbos de baja calidad, ya que al estar refinados pierden la fibra, vitaminas y minerales. ¿Por que no se aconseja esta energía? Porque generará picos bruscos de glucosa en sangre, con la consecuente subida de insulina para bajarla. Esta subida y bajada brusca nos dará energía por poco tiempo sintiéndonos luego cansados y con necesidad y dependencia de volver a consumir estos comestibles.

  • Por otro lado están los carbohidratos naturales: simples como la fruta y complejos como quinoa, arroz integral, avena, salvado, legumbres, verduras. Esta energía podrá ser aprovechada con mejores resultados en el rendimiento, ya que al no estar refinados, la digestión demorará y la glucosa en sangre no subirá bruscamente, contribuyendo a la saciedad y a tener energía por más tiempo.
Si bien debemos mejorar la calidad de carbos, también tenemos que revisar el modo de consumo. Entendemos que los carbohidratos naturales son una energía muy aprovechable y puede mejorar nuestro rendimiento, pero si damos carbohidratos en todas las comidas, le estamos ofreciendo a nuestro cuerpo una sola vía energética, la cual le resulta muy cómoda, por lo que no tiene necesidad de mejorar la utilización de la grasa como energía.

Y si a la hora de querer reducir la grasa corporal, se trata justamente de utilizar las grasas de reserva como energía, ¿Cómo se volverá efectivo la reducción de grasa corporal?

Grasa: un combustible para incorporar
La grasa tiene funciones estructurales y nos aporta ácidos grasos esenciales, pero además tiene una función energética, el cuerpo la suele utilizar muy bien a diferencia de la proteína que se buscará conservar. De hecho la grasa tiene reservas (tejido adiposo) el cual está para ser utilizado cuando nuestro cuerpo necesita energía.

Al igual que el carbohidratos hay distintas calidades:
  • Grasas industriales: incluyendo los aceites vegetales refinados y las grasas trans. Encontramos este tipo de grasa en el aceite de girasol y en un sinfín de productos ultraprocesados.

  • Grasas naturales: pueden ser de origen animal como las provenientes de la yema o incluso la grasa que viene en la carne. Considerando cantidades adecuadas, puede significar una fuente de energía y saciedad. También de origen vegetal, estas grasas son muy recomendables para uso energético como también protector. Frutos secos, semillas, aceitunas, aceite de oliva extra virgen, coco, palta, son alimentos fuentes de este nutriente.
Las grasas es un combustible que "da miedo", pero bien elegido y administrado, puede ser ese cambio que necesitaba el cuerpo para mejorar.

Flexibilidad metabólica

La flexibilidad metabólica es la capacidad del organismo para optimizar el consumo de cada sustrato energético en función de la necesidad. Por lo tanto, para poder disminuir la grasa corporal, necesitamos utilizar eficazmente ese sustrato, por lo que debemos tener ¡flexibilidad metabólica! Ojo esto no es solo para bajar grasa, contribuye al metabolismo, por lo que es beneficioso también para nuestro rendimiento.

Para lograrla, tenemos que entrenar a nuestro cuerpo en el uso de las grasas como energía, si a cada hora le facilitamos carbohidratos, no le daremos la oportunidad.

Intercalar los combustibles, ofreciendo carbos en unas comidas y en otras grasas puede ser muy beneficioso, no solo para lograr utilizar grasas, si no también para no generar una dependencia a los carbohidratos y sentir que si no comemos carbos no podemos movernos ni un paso. En este sentido, el ayuno también colabora en esta flexibilidad, ya que el cuerpo tiene que hacer uso de sus reservas.

Generarle alguna incomodidad a nuestro cuerpo, nos puede permitir adaptaciones muy positivas.


Si algo no está resultando, animarse a hacer algo distinto puede ser el camino.
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