Llegó el invierno y con él algunos mitos y excusas que no ayuda a nuestra salud… pero ¡calma! Vamos a reflexionar un poco juntos y te aseguramos que esta situación se convertirá en tu mejor momento.

El frío y las publicidades de chocolates, películas y acolchados nos hacen sentir que es tiempo de comer, dormir, acostarse, encerrarse un poco. Sin embargo, es todo lo contrario.

Normalmente, nos acordamos de nuestro cuerpo y lo bien que nos gustaría vernos en el verano pero… ¿se puede querer y lograr verse bien en un instante? Creemos que ya conocés la respuesta. Entonces… ¿no te parece éste el mejor momento para empezar? Sí que lo es y te contamos por qué.

Está demostrado que el frío se asocia con la depresión en algunos lugares y en algunas personas por distintas causas. Algunas son falta de movimiento, menos horas de luz (influencia en el sistema hormonal) y menos socialización. Todos estos motivos son a la vez causa y efecto, ya que no moverse influye en tu sistema endócrino, potenciando las hormonas depresivas, las cuales, a su vez, están estimuladas por el poco tiempo de luz solar. Sentirte así te conduce a un círculo vicioso de encierro, socializando menos, comiendo más y moviéndote prácticamente nada. 

Pero no le busquemos la quinta pata al gato: si no hacer ejercicio te lleva a no ser feliz, a no verte ni sentirte bien, a no querer salir de tu casa, entonces te preguntamos ¿por qué no ejercitás? Nuestro consejo es que no solo te ejercites para que no se te escape el verano (ya sabemos que para ver resultados hay que realizar un proceso previo), sino para que disfrutes y aproveches la ventaja que tiene entrenar en esta estación.

Como dijimos, hay un extra y tiene que ver con que si te movés en el frío vas a quemar más calorías, por ende más grasa corporal. Esto se debe a que en nuestros músculos tenemos un péptido (compuesto molecular) llamado sarcolipina, que aumenta el gasto de energía muscular y la oxidación de las grasas.

Y, ¿sabés qué?, el frío activa estos péptidos pero, ojo, esto ocurre solo si entrenás.

A esto también podemos sumarle el hecho de que en situación de entrenamiento al cuerpo le cuesta más trabajo regular la temperatura corporal para que el organismo pueda funcionar de la mejor manera. Esto lleva a un mayor consumo de calorías para poder enfrentar los desafíos (si lo desafiamos) y a un fortalecimiento del sistema cardiovascular, debido también a que la distribución sanguínea cuesta más trabajo.

Y por si fuera poco, a lo anterior hay que agregarle que nuestro estado de ánimo depende principalmente de nuestro sistema hormonal y uno de los principales reguladores de este sistema (prácticamente el principal) es el músculo. Él se encarga de que tu cuerpo se sienta y vea mejor, por la activación del metabolismo, por la liberación de serotoninas, por la reducción de estrés y ansiedad, por darte más energía y por muchas razones más.

No culpes al frío, ya sabés cómo vencerlo.

No estás deprimido, estás sin moverte.

No te falta motivación, ¡te falta ejercicio!

Es la acción la que hace a la motivación.

Entonces… ¿Vas a hibernar el movimiento o vas invernar moviéndote?