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¿Sal sí o sal no?

¿Sal sí o sal no?

Todo lo que respecta a la alimentación ha pasado por múltiples cambios a medida que la ciencia avanza, pero a su vez existen diferentes caras, defensores y detractores de un mismo tema.

La sal no es la excepción y es centro de confusión muchas veces, haciendo que el consumidor termine eligiendo de manera extremista. A continuación, analizaremos este alimento para salir un poco de la desorientación.

La sal, ¿es verdaderamente un veneno?

Ciertamente no. No podemos catalogar como veneno un alimento que aporta minerales necesarios para nuestro cuerpo. Sí, en cambio, podemos discutir el hecho de que sea refinado o natural, por la calidad del alimento en sí, como así también la cantidad utilizada.

La conceptualización de la sal como veneno tiene origen en estudios que correlacionaban el excesivo consumo de sal con enfermedades cardiovasculares. Si bien esto no es del todo incorrecto, estudios recientes no relacionan directamente a la sal como culpable del aumento de la presión sanguínea. Es incompleto y simplista dar esta relación de manera absoluta sin discriminar otros factores.

Las enfermedades cardiovasculares son mucho más complejas para limitarse al consumo de sal. Limitamos la sal, pero hay azúcar por doquier, sedentarismo en una gran parte de la población y un escaso consumo de alimentos naturales.

Problemas complejos requieren análisis complejos.

Así que no, eliminando la sal no impediremos necesariamente una falla circulatoria.

De lo suficiente al exceso

Cuando hablamos de un exceso de sal, que no solo lo obtenemos de la sal de mesa sino de los alimentos ultraprocesados (todos, a menos que indique lo contrario) que son los que contienen sal en mayor cantidad y de menor calidad, es cuando podemos hablar de un hábito poco saludable.

De hecho, el consumo de los productos ricos en sal o sodio son los que mayor impacto negativo tienen, incluso mucho más que la sal en sí. Esto es porque además de sodio, aportan otros ingredientes dañinos como lo son los azúcares industriales, grasas de baja calidad, aditivos, edulcorantes y más.

Una alimentación basada en la industria supone además una menor incorporación de alimentos naturales, pudiendo aportar poco de potasio. El potasio es un mineral que, junto al sodio, forman interacciones imprescindibles en el organismo, siendo importante que estén en un correcto equilibrio. Por eso, lo que más importa no es tanto la cantidad de cada uno, sino que el consumo de ambos sea equilibrado.

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“No consumo sal”

Es muy común ver que las personas manifiestan no consumir sal, sin padecer ningún problema de salud, por la simple razón de creer estar llevando un hábito saludable, y es aquí donde se evidencia la confusión de la que hablamos en un principio.
 
Sal sí

Necesitamos sal, por lo que la mejor recomendación no es eliminarla ni reducirle el sodio, sino aprender a consumirla.

Sodio

El sodio en un mineral presente en nuestro organismo que se encarga de múltiples funciones a nivel cognitivo; junto con el potasio, en el equilibrio de los líquidos corporales; y permite que el músculo responda a los estímulos. Si bien los alimentos naturales aportan sodio, no está de más incorporar sal en las cantidades adecuadas.

Yodo

Otro nutriente importante que presenta la sal, posiblemente una de las principales razones para no eliminarla completamente, es el yodo. Es un mineral esencial que participa en la síntesis de hormonas tiroideas. Estas hormonas intervienen en los procesos de desarrollo cerebral, del crecimiento y en la regulación del metabolismo. El déficit de yodo no solo se relaciona con el bocio, el problema es mucho más amplio, pudiendo generar mortalidad neonatal, defectos de audición y disminución de la capacidad intelectual y del crecimiento, alteraciones en el metabolismo, entre otras.

Sales naturales presentan trazas de yodo y en las refinadas, por ley, viene adicionado artificialmente. Esto es importante saber, ya que en regiones lejanas al mar no se cuenta con suficientes alimentos ricos en yodo (pescados de mar, mariscos y algas). Es por ello que una eliminación de sal, puedo traer consigo una falta de yodo.

Sales naturales vs. sales refinadas

Dentro de las sales es importante hacer una diferenciación, porque mucho de los efectos negativos de la sal tiene que ver con la sal refinada. No hay muchos estudios específicos al respecto, por lo que debe manejarse con prudencia. Lo cierto es que la sal refinada presenta más aditivos que las sales naturales, como la sal rosada o la marina, y no es un dato menor.

La sal rosada o de Himalaya es la más recomendada, por presentar menor riesgo de contaminación. Además, suele salar mucho más que la sal convencional, por lo que sería beneficioso a la hora de controlar la cantidad.

¿Piedra libre para la sal?

Tanto las sales refinadas como las sales naturales, tienen la misma recomendación de 5 g o una cucharada de té al día. Es tan importante no pasarse de esa proporción como no excluirla totalmente, ya que puede traer una deficiencia de minerales, principalmente del yodo.

Es por eso que la ingesta adecuada de sal, la disminución de alimentos ultraprocesados y la elección de sales naturales, son mejores recomendaciones que la simple prohibición de este alimento.
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