Cuando se habla de dietas restrictivas se refiere a una alimentación que se mantiene por un determinado período, en la cual están restringidos algunos alimentos y/o nutrientes. No necesariamente se basa en Educación, ya que solo se deben seguir unas pautas alimentarias sin que éstas se adapten a la vida de cada persona.

En niños y niñas con sobrepeso y obesidad se suelen implementar también, donde les proponen una serie de alimentos permitidos y otros prohibidos.

No es aconsejable, en primer lugar, porque no se logra la Educación Alimentaria, primordial para optar por un estilo de vida saludable, más en estas edades en donde están formando hábitos. El modo de vida en la adultez dependerá de las experiencias y aprendizajes que reciban de niños.

En segundo lugar, niños, niñas y también adolescentes, se encuentran en un período de crecimiento y desarrollo. Es entonces cuando la nutrición requiere mucha atención, por lo que una dieta estricta puede ser perjudicial, considerando que puede encontrarse en falta nutrientes esenciales para esa etapa.

Otra de las razones por las que no aconsejamos las dietas restrictivas en este grupo, es por el peligro de desarrollar trastornos alimentarios. Estos son manifestaciones extremas en relación a la preocupación por la imagen corporal y por los alimentos. Se expresan mediante una mala relación con la comida, pudiendo afectar su salud.

Se debe ser cuidadoso en la manera en la que se educa sobre alimentación y el impacto que ésta tiene en su cuerpo. Generar miedos y prohibiciones sobre determinados alimentos no contribuye a adquirir hábitos saludables.

Es importante que la alimentación sea completa y que se adapte a los gustos de cada persona. El abanico es grande, así que se puede elegir teniendo en cuenta lo que sea saludable pero también lo que los niños disfruten y lo puedan realizar con una sonrisa.

Esto es fundamental, principalmente, porque logrará que sea perdurable, obteniendo mayores beneficios para la salud. Además, generará relaciones saludables con la comida, que vengan desde el disfrute y no desde la obligación.

La base es el aprendizaje tanto de los protagonistas como de la familia que los acompañen, para lograr, mediante la diversión y el entusiasmo, hábitos saludables que los acompañen hoy y siempre.