Alimentos FIT o FAT, ¿de qué hablamos?

Seguro verás que muchos alimentos se titulan como FIT o FAT pero, ¿qué significa eso?

La verdad es que, al ser palabras en inglés, sus interpretaciones pueden variar y el concepto a utilizar puede ser diferente. Muchos las utilizan según el contenido de grasa o calorías de los alimentos. Pero ya sabemos que evaluar a un alimento como negativo solo por su valor energético, es un concepto viejo.

En nuestro caso, la clasificación de FIT o FAT se basa en la calidad nutricional y, por lo tanto, marca la frecuencia de consumo.

FIT: Alimentos para todos los días

Llamamos FIT a todos los alimentos que presentan una calidad nutricional beneficiosa para el organismo y su recomendación de consumo es diaria. Si bien cada alimento tendrá un consumo aconsejado determinado, que éste pueda estar todos los días denota que se habla de una opción saludable. Casi todos comparten algo importante, son naturales, frescos y no vienen empaquetados. Por ejemplo: carnes, huevos, claras, cereales enteros, verduras, frutas, semillas, etc. Son alimentos que, consumidos en su cantidad adecuada, aportan nutrientes fundamentales para vivir con salud y bienestar. Es muy importante que estos alimentos integren la alimentación diaria. ¡Ojo!, no tiene que ver con que su valor energético sea alto o bajo, o que tenga o no grasa. Muchos son hipercalóricos y por ello la cantidad cambia, pero lo importante es su calidad, que los convierte en alimentos super FIT. Sus características:

Contienen grasas saludables.
Son ricos en fibra.
Son bajos en azúcares.
Son ricos en minerales, vitaminas y/u otras sustancias beneficiosas.
Son ricos en proteína.

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FAT: Productos ocasionales

En el caso de los FAT, hablamos de alimentos que no se aconsejan para un consumo diario, ya que no aportan muchos nutrientes y su energía es de baja calidad. Por ello, son considerados poco saludables y su consumo diario se relaciona con consecuencias en contra de la salud. Esta característica no tiene relación directa a la cantidad de calorías, porque pueden no contener energía pero sus componentes, consumidos en exceso, resultan perjudiciales para el cuerpo. En general, se trata de productos industriales y/o refinados. Los mismos pueden ser:

Altos en azúcares (formas y cantidades industriales).
Altos en harinas refinadas.
Sin fibra.
Altos en grasas de baja calidad.
Altos en sodio.
Bajos en vitaminas y minerales.
Con muchos edulcorantes y/o aditivos perjudiciales (colorantes, conservantes, etc.).

Consecuencias de un consumo frecuente de alimentos FAT

Gaseosas, galletas, postres, pastas refinadas, golosinas, enlatados, caldos, harina refinada y sus derivados, arroz blanco, azúcar de mesa y otros productos, son aquellos que debemos prescindir cada día. Su consumo diario y excesivo genera efectos negativos para la salud como: aumento de grasa corporal, glucosa e insulina en sangre altas, lípidos en sangre alterados, mal descanso, baja energía, problemas gastrointestinales, bajas defensas, entre otras. Estas consecuencias no solo son por un exceso de comidas FAT, sino también por una falta de alimentos FIT, que hace que el cuerpo no pueda contar con nutrientes protectores, fundamentales para el buen funcionamiento del organismo.

¿Prohibir todos los FAT? No, no es necesario.

Lo FAT es una advertencia para tener control sobre el consumo de alimentos, que si bien en su cantidad y frecuencia justas nos pueden dar felicidad y bienestar, pasarnos de su recomendación puede trasladarnos a un malestar. Sumando que estos, particularmente, tienen facilidad para generar dependencia y adicción, por lo que un consumo diario no solo será perjudicial sino que además nos llevará a consumir cada vez más cantidad.

FIT diariamente, FAT ocasional.

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