Fin de año tienen un aire especial de esperanza, entusiasmo e interés; ¡no lo dejemos pasar! Pidamos deseos, pero no al genio de la lámpara, sino a nosotros mismos, somos nuestro propio genio y no con magia, sino con voluntad y esfuerzo podremos cumplir nuestros propósitos. 

¿Qué deseos pedir? Para que nuestros deseos sean posibles de llevar a cabo debemos pensar en aquello con mayor trascendencia, que venga de nuestro interior y no de una mirada puramente de la sociedad, debe ser aquello que nos involucre en todo aspecto. Si por ejemplo nos concentramos en desear algo estético o material, como son consecuencia de algo mucho más integral, por su levedad tal vez se termine perdiendo en poco tiempo. En cambio, al pensar en algo con mucho más peso e importancia, como la salud y el bienestar, podremos obtener muchos más logros. No hay nada con más trascendencia que buscar sentirnos bien y poder vivir un nuevo año con menos estrés, menos cansado y con más fortaleza. A partir de esa base global todo será más fácil de alcanzar. 

Nunca falta el deseo de tener salud, pero se la pedimos a un ser mágico y no hacemos mucho para obtenerla. La salud no es una suerte, es una construcción de nuestros hábitos. Construyamos, la salud no se compra, se practica ¡se hace y se contagia!