Recientemente la industria alimentaria lanzó al mercado sus golosinas con un empaque con nueva información (o desinformación) nutricional. En el mismo aparece un sello de color verde indicando cuál es la porción justa, haciendo referencia a un consumo diario.

Esto sucede en nuestro país, mientras que en otros países el mismo producto aparece con sellos pero de color negro e indican que esa golosina es alta en azúcares, grasas trans y sobre cualquier otro componente que el consumidor debe conocer para poder tomar una decisión sobre sus elecciones alimentarias a partir de una adecuada información.

Sucede que la industria lucra a costa de nuestra desinformación, y por lo tanto a cuesta de nuestra salud. La empresa gana más con sellos verdes que con sellos negros, eso está muy claro. Evidentemente hay partes que ganan, desde la empresa hasta los que permiten que se utilicen esos sellos. Pero la que pierde siempre es nuestra salud.

La empresa nos propone que podemos comer esa cantidad todos los días, basándose exclusivamente en las calorías, pero hoy en día sabemos que para la salud eso no es lo único que importa, sino que debemos tener en cuenta sus nutrientes. En este caso, su composición es poco favorable, siendo rico en grasas trans y con exceso de azúcares (en formas industriales, que son más dañinas).

Nuestra salud es el resultado del día a día y dar como mensaje que podemos comer productos pocos saludables todos los días es un error grave. Sobretodo, teniendo en cuenta las grandes cifras de sobrepeso, obesidad y enfermedades que son causadas por estilos de vida poco saludables, es que se debe promover alimentos saludables y naturales pero...

Porque para la industria, esa recomendación no es casualidad. Como dijimos, su interés es el lucro. Estos alimentos generan adicción y, al darle mayor frecuencia de la que debemos instaurar, crean la necesidad de tener que consumirlo, ya independientemente de nuestro deseo consciente, queriendo consumirlo cada vez más. Esto se debe a los estímulos que generan las harinas refinadas y las azúcares industriales a nivel cerebral e intestinal, alterando hormonas metabólicas, el circuito de saciedad-apetito cerebral y activando el centro de placer. Diversos estudios pudieron atribuirles a éstos la característica de ser 8 veces más adictivos que la cocaína, nicotina, morfina, etc. Además de todos lo aditivos que presentan, su consumo diario y frecuente logra daños a nuestro organismo.

Cada cosa que consumimos tiene un impacto en nuestro organismo: o nos da salud o nos enferma. Por ende, no existe una porción justa de aquello que tiene un impacto contraproducente a la salud. Podemos consumirlos, si es lo que deseamos, pero justamente de manera ocasional. Estos productos son esporádicos y nunca pueden conformar una alimentación saludable diaria, deben venir con información para saber cómo consumirlo en favor de nuestra salud y no, lamentablemente, en beneficio de la industria.

Muchos profesionales de la salud comprometidos con el bienestar de las personas se han pronunciado en contra de esta acción, por parte de la industria, y de la ausencia de los que deberían regular y cuidar la salud de la población.

Desde FIIT aclaramos que estos productos no son de consumo diario, ¡lo de todo los días no viene empaquetado!