Podemos comer de todo, nada está prohibido totalmente, pero la repercusión que tengan esos alimentos en nuestro cuerpo va a depender, la mayoría de las veces, de cuánto nos movemos.

Nuestra alimentación depende directamente del movimiento, ya que mientras más nos movamos, más cantidad de macronutrientes necesitaremos. Más nos movemos, más carbohidratos ricos podemos comer y más los podemos disfrutar. Más nos movemos, más proteína podemos comer y más en forma vamos a estar. Más nos movemos, más grasa buenas podemos comer.

En conclusión: ¡debemos movernos! Eso es lo primero en lo que hay que pensar cuando decidimos estar en forma y ser saludables.

Es muy común pensar en hacer dieta solo cuando se viene el verano para bajar esos kilos de más. Entonces, vamos a la Nutricionista, nos sometemos a regímenes super estrictos y ocurre lo siguiente: 

- Muy bien, fuiste a la especialista, pero ¿empezaste a hacer actividad física?

- No, nada. 

- ¿Entonces?

Muchos esperan que esa dieta sea milagrosa. Conocemos la del limón, la de la luna y muchas más, pero ¿realmente funcionan?

Al movernos gastamos combustible: más nos movemos, más combustible gastamos. Si el combustible que le damos al cuerpo es adecuado en cantidad, y a éste lo consumimos de la forma correcta, ¡ahí está la solución a todos los problemas!

Porque no solo es por lo estético. Al no movernos, acumulamos grasa y nuestro cuerpo se vuelve débil, desanimado, propenso a enfermedades crónicas como hipercolesterolemia, diabetes, obesidad, insomnio y muchas más. El cuerpo necesita moverse.

La misión de todo el equipo del Método FIIT es promover la actividad física y un estilo de vida activo y saludable, ya que es indispensable para mejorar tu calidad de vida.