Somos lo que comemos y lo que ingerimos depende casi exclusivamente de lo que compremos. Entonces, si lo que comemos va a depender de nosotros, debemos ser inteligentes a la hora de salir de compras, ¿no?

En la imagen hay algunos ejemplos de alimentos que no deben faltar en nuestras opciones diarias, priorizando aquellos alimentos naturales. Los ejemplos de productos industrializados son opciones por si se desea consumir algo por el estilo.

Si te cuesta cambiar la alimentación, acá van a algunos consejos que te van a servir.

Primero que nada, debés hacer una limpieza de tu alacena. Comenzá a descartar y despedirte de todos esos alimentos procesados, empaquetados e industriales. Es decir, todo aquello no esencial ni beneficioso para nuestra salud. Esos productos solo son ocasionales por lo que, si se desea, se compran al momento de ser consumido. ¿Para qué tenerlos guardados y luchar con la tentación día a día? Que tu cocina sea un lugar de paz con alimentos para disfrutar y nutrirse.

Luego, andá al supermercado o, aún mejor, a la carnicería, verdulería y dietética y hacé una compra inteligente, lo más natural posible. Que la mayor parte de tu compra sea saludable. ¿Cómo saberlo? ¡Fácil! Elegí todo lo que provenga directamente de la naturaleza. Si no tiene etiqueta nutricional, ¡mejor! Por ejemplo: frutas, carnes, huevos, avena, etc. Siempre debés ir con una lista hecha. 

Tip: nunca ir con hambre. ¡Va a influir en tus decisiones!

Organizar un día de la semana para cocinar es una muy buena opción si disponés de poco tiempo. Ese día se puede hacer comida para toda la semana. Principalmente lo que lleva mucho tiempo, como las verduras. Aprovechá para cortarlas, hervir algunas y dejarlas listas en recipientes, así en la semana solo debés abrir un tupper y condimentar. Por eso, tené siempre en tu despensa muchas verduras: tomate, lechuga, pepino, palta, zanahoria, rúcula, etc. Podés tenerlas limpias y ya cortadas en tu heladera, para que cuando vayas a comer, solo las tendrás que juntar y condimentar.

Es importante tener la proteína lista para tus comidas. Carnes congeladas, cortadas en porciones individuales listas para cocinar en la plancha, huevos duros listos. Todo eso ayuda si tenés poco tiempo. Algo que aconsejamos es tener las claras de huevo separadas, por ejemplo, en frascos reciclados.

Cuando cocines, siempre hacé porciones de más para congelar y así tendrás lista tu comida cuando el tiempo te falte. Tu heladera estará siempre llena de alimentos saludables para saciarte y no comer de manera poco consciente y controlada todo aquello que te perjudica. Una cosa es comer algo fat de manera consciente y otra es comerlo sin control y en exceso. No debés prohibirte nada, date los gustos que quieras, pero de manera consciente y en su medida saludable.

Llevá tu comida con vos

Si estás mucho tiempo afuera, una buena opción es llevar viandas y demás colaciones. Podés llevar frutas, frutos secos, galletas de arroz, jamón y queso, pechuguitas cortadas, proteína en polvo, entre otros, para no tener que pasar muchas horas sin comer. Hoy en día hay muchísima variedad de recipientes y envases para cargar tus alimentos y también "luncheras" para mantenerlos refrigerados.

La organización es clave. Es fundamental contar con los alimentos de la lista en tu casa para no tentarte y comer cualquier cosa, simplemente porque no había acceso a un mejor alimento. Con organización, estas situaciones se pueden prevenir.

Mucha gente, por falta de tiempo o porque no le gusta cocinar, pide a domicilio. Vivir a comida de afuera, aunque sea del lugar más saludable que exista, no es lo mismo. Debés priorizar tu alimentación y es muy importante que te reserves un tiempo mínimo para comer con calidad.

El secreto está en que el 80% de tu compra debe ser alimentos saludables, propios de la naturaleza, en lo posible sin etiqueta nutricional. Por ejemplo la banana: es de la naturaleza, es saludable y sin etiqueta nutricional. El 20 % restante dejalo para lo envasado e industrializado (con etiqueta) para darte algún gustito ocasional.