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Alimentemos nuestro intestino

Alimentemos nuestro intestino

Hoy en día sabemos que la salud de nuestro intestino habla de nuestro bienestar en general. La conformación de nuestra flora bacteriana está totalmente relacionada a nuestro sistema inmunológico y por lo tanto a la salud o a la enfermedad. 

¿Cómo funciona esto?

Existe una comunicación bidireccional entre el cerebro y la microbiota a través de la señalización neural, endocrina, nutricionalmolecular e inmune. Las distintas bacterias pueden generar diferentes señales que repercuten en nuestra salud.

Intestino: albergue de bacterias 

A las bacterias las tenemos como aquellas que nos enferman, pero la realidad es que no todas son patógenas y a muchas le debemos nuestra vida misma. Las principales de nuestro intestinos son las Bacteroidetes y las Firmicutes, y su equilibrio es clave. Estudios recientes han demostrado que la obesidad está asociada con una reducción de las bacterias Gram-negativas (Bacteroidetes) y un incremento de las Gram-positivas (Firmicutes). Además, parece ser que la microbiota intestinal de los individuos obesos es menos diversa que la de los individuos no obesos. Las Firmicutes, literalmente, piden azúcares. No es casualidad que estas personas tengas más adicción con determinados productos. Las grasas de baja calidad, las harinas y azúcares refinados, el sedentarismo y el abuso de antibióticos, alteran el equilibrio saludable, resultando de la disminución de Bifidobacterias y del aumento de los Firmicutes, y son las mismas bacterias que alimentan esta situación. Por ello, más que pensar en las calorías, debemos mejorar la calidad de los nutrientes y alimentar nuestro intestino para que nuestro cuerpo no nos pida lo que nos hace daño.

La cepa de Bifidobacterias de nuestra flora intestinal posee propiedades beneficiosas sobre el exceso de peso, induce la saciedad, reduce el apetito, la grasa corporal y enfermedades asociadas (síndrome metabólico, diabetes, dislipemia, patologías cardiovasculares, etc.), así como para mejorar la función inmunitaria, reduciendo la inflamación.

¿Cómo aumentar la bifidobacterias?

Muchos alimentos con fibra soluble e insoluble funcionan como prebióticos, es decir alimentos para las bacterias benéficas; también los probióticos que son los mismos microorganismos que se consumen y la realización de actividad física son prácticas para la salud intestinal. Y lo que debemos evitar son los productos industriales, harinas y azúcares refinados, edulcorantes artificiales, entre otros.

¿Cuáles alimentos debemos incorporar?

En general debemos preferir siempre alimentos naturales y reducir los productos industrializados. Pero hay algunos alimentos específicos a tener en cuenta:
  • Inulina: es una fibra que alimenta a nuestras bacterias beneficiosas, se encuentra en los espárragos, ajo, cebolla y en los hilos de la banana. Para ello, se debe raspar la parte interna de la cáscara.

  • Almidón resistente: es una almidón que resiste la digestión y termina siendo fermentado en el intestino, es decir, es un prebiótico. De modo muy sencillo lo podemos obtener: el arroz, las papas y batatas una vez cocinadas deben llevarse a la heladera por 4 horas, luego de ese tiempo tendremos para nutrir las bacterias.

  • Vegetales: variar todos sus colores. Proveen de fibra a nuestra alimentación diaria. Como así también todos los alimentos integrales que nos ofrecen fibra alimentaria.

  • Aceite de oliva extra virgen: tiene unos 30 polifenoles que actúan como antioxidantes, lo cual reduce la inflamación y ayuda a reducir los efectos del envejecimiento, especialmente en el corazón y en el cerebro. También actúan en nuestras bacterias intestinales, alimentándolas y produciendo sustancias que amortiguan la inflamación y ayudan a nuestro sistema inmunológico.

  • Alimentos fermentados: estos alimentos contienen microorganismos vivos, es decir son probióticos, y amplían nuestra flora bacteriana saludable. Entre éstos están: el kéfir, chucrut, kombucha, yogur casero. Solo hay que animarse a incorporarlos y sentirnos mucho mejor.

  • No es un alimento, pero debemos considerar al entrenamiento como parte fundamental para mantener un intestino saludable. 


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