Galletas industriales vs. Galletas caseras

Es muy común ver a las galletas industriales incorporadas en el día a día, se ve en grandes y en chicos. Pero cuando hablamos de estas galletas ¿qué estamos consumiendo?

Todos estos productos contienen principalmente harina refinada y azúcar, en proporciones y formas industriales. Lamentablemente, nos pueden vender distintos empaques, colores, e ingredientes saludables, pero al momento de ver los ingredientes reales siempre estarán como principales los dos anteriormente nombrados. ¿Por qué decimos principales? La lista de ingredientes en la información del paquete tiene que estar de mayor a menor, por los que los primeros mencionados serán siempre los predominantes.

Pero no nos quedemos solo con eso, ya que también contienen otros ingredientes poco saludables: grasas trans, sodio en exceso, aditivos, colorantes, conservantes... definitivamente esto no puede ser un alimento diario.

Las galletitas del nene

Con mucha frecuencia se escucha que las galletas dulces empaquetadas son para los niños. La industria lo sabe y por eso invita a su consumo con personajes, regalos, colores y formas llamativas. Pero debemos volver a resaltar: este producto no es saludable y menos para un niño. Es una golosina, y como toda golosina no es para consumo diario. Lo que pasa es que la publicidad de galletas nos vende sus productos y allí las vemos, por ejemplo, en la merienda diaria del jardín de infantes, en la casa, pero ¡debemos despertar! y dejar de repetir esta práctica poco saludable.

Galletas livianas para el cuerpo perfecto

Ojo, para los grandes también hay engaños. Galletas livianas, publicidades con cuerpos esbeltos y sonrientes que venden galletas con harina refinada, azúcar (por más que sean saladas), sodio, grasas trans... nada saludable.

Entonces, ¿nos olvidamos de las galletas?... No hace falta, podemos hacer nuestras propias galletas, con ingredientes pensados para nuestra salud y la de los pequeños de la familia.

A continuación veremos las características de las galletas industriales vs. caseras:

Galletas industriales:

Pobres en fibra: la mayoría de sus ingredientes son refinados y están desprovistos de este elemento.
Rica en azúcares: además de contener azúcar, también presentan azúcares con distintos nombres, que incluso resultan mucho más nocivas.
Rica en sodio: sean saladas o no, su incorporación, además, tiene que ver con la conservación.
Baja saciedad: al ser refinado y bajo en fibra no nos da mucha saciedad, haciendo que comamos más de lo adecuado.
Genera adicción: la combinación de harina refinada, azúcar, sodio y grasa trans las hace perfectas para no querer dejar de comerlas. Sus saborizantes y colorantes artificiales intensifican aún más el consumo desmedido.
Grasas trans: es una grasa modificada, creada por la industria, y es la grasa culpable de las alteraciones de lípidos sanguíneos (colesterol, HDL, LDL, triglicéridos)
Baja en proteínas: generalmente son bajas en este importante nutriente.

Galletas caseras:

Ricas en fibra: ya que podemos incorporar harinas integrales, avena, y demás ingredientes con su fibra incluida.
Baja en azúcares: por más que le incorporemos azúcar, tendrán menos ya que la industria usa concentraciones mayores. Existe también la opción de endulzarlas con miel, fruta o edulcorante.
Baja en sodio: ya que no es necesario su empaque y tienen una durabilidad menor. Todo alimento natural será bajo en sodio en comparación con uno procesado.
Mayor saciedad: al incorporar fibra, la digestión es más trabajosa, generando más saciedad conformando a nuestro apetito con una porción más adecuada.
Grasas saludables: podemos incorporar grasas de calidad (uno puede invertir en su salud, la industria no lo hará), por ejemplo, con frutos secos, semillas, coco, cacao.
Aporte proteico: incorporando claras o huevo entero le damos una proporción proteica mayor.
¿Me lleva mucho tiempo? No necesariamente... hay recetas de tan solo tres ingredientes. Una vez que se adquiere la práctica, verás lo rápido que puede llegar a ser.

¿Quién ganó esta competencia?

Definitivamente las caseras, que se componen de lo mejor para nuestro cuerpo, y no de lo que a la industria le conviene. Podemos divertirnos e incorporar a esta linda actividad a los niños, porque los alimentos no solo vienen empaquetados y esa es una enseñanza que debemos compartir. Podemos elaborarlas de nuestros sabores preferidos, innovar con distintas harinas e ingredientes integrales, darles la forma que queramos.

Animate y sumá salud a tu cuerpo y a los que te rodean.

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