Los edulcorantes artificiales están autorizados para consumirse a partir de los 3 años. Se encuentran en muchos productos industrializados (yogur, bebidas, galletas, etc.) y también edulcorantes que vienen para agregar a preparaciones o a bebidas.

Nutricionalmente hablando, no son necesarios, pero pueden ser de utilidad a la hora de consumir una gaseosa o un alimento ocasional que tenga una versión libre de azúcares. Igualmente, por más que pueda servir, no se ha demostrado que tenga efectos beneficiosos en cuanto a prevención y tratamiento del sobrepeso y la obesidad. Solo parece haber un muy ligero efecto beneficioso, acompañando a una alimentación natural y saludable.

Debemos saber que todos los alimentos que contienen edulcorantes son productos industrializados cargados de aditivos poco saludables, por lo que evitaremos su consumo de manera diaria. A su vez, agregar edulcorante de manera libre no es conveniente, ya que por más que sea un endulzante no calórico genera una costumbre al sabor dulce necesitándolo cada vez más y por lo tanto interferirá en la adquisición de hábitos saludables. Además, están siendo estudiados por relacionarse con una posible alteración del equilibrio del manejo de los hidratos de carbono, la energía y la regulación del apetito.

En relación a los efectos negativos, los que están siendo más observados por una implicancia en la alteración del apetito son el ciclamato, la sacarosa y el aspartamo. En el tiempo, estos desequilibrios que podrían generar pueden influir en la ganancia de masa grasa. La sucralosa también se ha estudiado por su efecto negativo sobre la flora bacteriana. El edulcorante que al momento no se le ha detectado muchas connotaciones negativas es la stevia. Al ser natural no genera desequilibrios en el organismo, por lo que sería el más recomendado.

Debido a que todos los edulcorantes tiene un sabor dulce concentrado, no es positivo cargar demasiado con ellos nuestros alimentos, por lo mencionado del acostumbramiento de los sabores altamente dulces. Siempre preferiremos endulzar de manera natural, con una fruta o un poco de miel. Por ejemplo, si hacemos un licuado o una torta, podemos usar una banana bien madura, que nos va a endulzar mucho la preparación. A veces los alimentos ya son de por sí dulces y no es necesario el agregado extra de endulzantes.

La frecuencia debe ser ocasional, principalmente aquellos productos que además de por sí son dañinos para el organismo (¡y más para los más chicos!) como las gaseosas, jugos, postres industriales. Si bien preferiremos la versión con edulcorante artificial, es para un consumo esporádico. Así también, recomendamos, si consume, preferir el yogur descremado que contiene endulzantes artificiales, al contrario del entero que traen muchos azúcares, o elegir dentro de los enteros el menos dulce.

En síntesis, su consumo no debe ser libre por todo lo que hemos descrito, pero puede usarse para niños mayores de 3 años, de manera ocasional. Y, si realizás preparaciones o bebidas en casa, es preferible endulzar con stevia y de manera controlada.