Es importante comenzar a prestar mucha atención a estos 5 alimentos blancos:

Lo ideal sería sustituir el azúcar, las harinas blancas y el arroz blanco, reducir el consumo de leche y moderar el consumo de sal. Debemos prestar atención, además, no solo al consumo de estos alimentos en su forma pura, sino también cuando forman parte de algún alimento o preparación (alimentos procesados e industrializados).

El azúcar y las harinas blancas son carbohidratos refinados, que no nos alimentan ni nos nutren, solo nos aportan calorias con demasiada glucosa, sin vitaminas, ni minerales, ni fibra. Si bien estos alimentos no son esenciales para el cuerpo, lo son para nuestro placer (a nivel cerebral y orgánico) y para nuestra vida social. Es importante consumirlos si se desean, respetando frecuencia y porciones para poder controlarlos, pero no prohibirse, ya que cuando uno se prohíbe de algo lo que se provoca es aumentar aún más el deseo por comer ese alimento.

Lo ideal es dejar el consumo de estos alimentos de manera ocasional y para consumo cotidiano aprender a reemplazarlos: el azúcar por stevia o cualquier edulcorante sin calorías, y la harina blanca por harina integral o avena. ¡Son más sanos, nos sacian más y son igualmente ricos!

El arroz blanco es un carbohidrato almidonado refinado como la harina, ya que en su estado original este grano no es blanco sino que contiene una cáscara que la industria quita. En esa cascara se encuentran vitaminas, minerales y la fibra, compuesto importante cuando se trata de un alimento rico en almidón (glucosa). Por lo tanto, se debe consumir en forma moderada, debido a que un exceso en su consumo no es beneficioso para nuestra salud.

Podemos reemplazarlo por arroz integral, ya que al conservar la cáscara y los nutrientes mencionados anteriormente da trabajo digestivo al organismo, gastando calorías en su digestión y evita el aumento brusco de glucosa e insulina en sangre. Además, es igual de rico y nos produce más saciedad que el blanco.

La leche de vaca, al igual que yogures y postres lácteos derivados de la leche, provocan muchas enfermedades y alteraciones metabólicas si abusamos de su consumo. Esto se debe a la gran contaminación que sufren estos productos por la industria. Además de esa contaminación, se le suman muchas reacciones alérgicas por la dificultad para digerir la lactosa (azúcar de la leche) que presentan la mayoría de las personas adultas, debido a que después de la niñez se van reduciendo las enzimas encargadas de su digestión, provocando diferentes tipos de alergias, alteraciones en la piel, distensión y dolor abdominal, etc.

La sal, si bien es un alimento que sabemos poner bajo la lupa, debemos saber que no es el super enemigo que siempre mostraron, la lupa la tenemos que poner en los alimentos ultraprocesados que además de cantidades industriales de sodio presentan otros aditivos dañinos, y en todo caso en la sal refinada, por el simple hecho de estar bajo procesos de refinamiento que la despojan de sus nutrientes naturales. Aún así debemos recordar que el consumo de sal es necesario por lo que, si no hay una contraindicación específica, no la debemos suprimir completamente, no solo por el aporte de sodio, sino que incorporamos iodo, un mineral necesario y carente en muchos alimentos. Nuestra recomendación, es elegir sales menos refinadas como la sal rosada que provee de manera natural minerales, y moderar su consumo para poder disfrutar también el sabor natural de los alimentos. 

Deberíamos evitar consumir estos productos en exceso. Un café cortadito con leche a la mañana no nos hará daño, al igual que un yogurt, el mensaje es no abusar creyendo que son un gran alimento y la única fuente de calcio, ya que no es así.