Porque al activar a tu organismo sin haber recibido alimentos se crea un impacto metabólico, en el cual puedes sentirte mal momentáneamente si no estás acostumbrado. Sin embargo, el cuerpo se acostumbra a todo, así que a entrenar bajo estas condiciones también, lo cual te traerá muchos beneficios si te animas a probarlo.

Debe ser a una intensidad moderada dentro de la primera hora de tu despertar, es decir, apenas te levantes y que no dure más de 40 minutos. En ese momento, tus niveles de glucosa e insulina estarán bajos, lo que favorecerá la quema de grasas, ya que será la fuente de energía que el organismo decida utilizar debido a que no has consumido ningún alimento. Sin embargo, una vez terminado el cardio debes alimentarte.

El realizarlo te beneficiará no sólo en la quema de calorías que debes hacer todos los días, sino durante todo ese mismo día, porque al haber impactado al cuerpo, el mismo sigue trabajando para reponerse. Además, será uno de tus mejores aliados cuando quieras perder los últimos kilos rebeldes que tanto cuestan.

Puedes consumir una taza de café negro sin azúcar antes de realizarlo, lo que aumentará el efecto de quema de grasa. Recuerda que la intensidad no debe ser alta, y de esta manera no correrás riesgo de perder musculatura. Todo lo contrario, al quemar grasa el músculo comienza a verse y construirlo se vuelve más probable, ya que todo cuerpo funciona mejor sin exceso de tejido adiposo.

Comienza incorporándolo de a poco, dos veces a la semana y luego aumenta su frecuencia para hacerlo por lo menos tres o cuatro veces durante la misma.