Las castañas de cajú o anacardos son alimentos de origen vegetal, propios de la naturaleza, ya que no están industrializados ni procesados. Son frutos secos que pertenecen al grupo de las grasas (insaturadas y poliinsaturadas), porque es el nutriente que más prevalece. Además, contienen azúcares, fibra, antioxidantes, vitaminas (E, B) y minerales (potasio, magnesio, hierro, calcio).

Particularmente, este fruto seco más allá de estar dentro del grupo de grasas, por ser el nutriente que más predomina, se diferencia a los demás frutos secos por presentar una cantidad mayor de carbohidratos. Los ácidos grasos esenciales que presenta proporciona muchos beneficios para el organismo: bajan el colesterol, controlan la glucemia y el apetito, contribuyen con una composición corporal saludable, ayudan a absorber las vitaminas liposolubles, mejoran la circulación sanguínea, otorgan un gran poder de saciedad y controlan nuestro sistema hormonal (las hormonas controlan todo nuestro organismo, hasta cómo el metabolismo quema grasa eficientemente).

A la hora de consumir las castañas de cajú, se deben elegir aquellas naturales y no tostadas, ya que este proceso disminuye, elimina o desnaturaliza parte de los nutrientes. A su vez, hay que tener en cuenta la cantidad, que va a depender de cada persona según su sexo, actividad física, y la cantidad de grasa y carbohidratos que se consumirá por día. En general, un puñado diario mezclado con otro fruto seco, dará los beneficios antes mencionados. Si genera malestares gastrointestinales se puede probar su consumo dejándolas previamente en remojo durante 4 horas, de este modo mejora su digestibilidad. Los frutos secos se pueden incorporar como snack, o en preparaciones como ensaladas, galletas, budines, barras de cereal, o donde más guste.