Es un alimento fuente de proteínas de alto valor biológico (presenta todos los aminoácidos esenciales), pero también es el grupo de quesos con más concentración de grasa y sodio. Carece de carbohidratos (lactosa) por lo que es una buena opción en personas con intolerancia a la lactosa.

Entre ellos se encuentran el Sardo, Reggiano y Parmesano. Su consumo debe ser en menor cantidad a los blandos, considerando su aporte en sodio y por ser un alimento con alta densidad calórica.