La mortadela es un fiambre, por lo tanto, un producto industrializado y de origen animal. Se elabora a partir de la carne de cerdo. Pertenece al grupo de las grasas, tanto saturadas como insaturadas. Además, aporta proteínas, vitaminas, minerales y muy pocos carbohidratos. Se destaca su alto contenido de sodio, nitratos y otros aditivos.

Mas allá de que aporte proteínas, por contener un exceso de sodio y aditivos como los nitratos, no es un producto saludable para incorporarlo todos los días. El alto contenido en nitratos, común en las carnes procesadas, al ingresar al organismo se convierten en nitritos, los cuales reaccionan con las aminas de carnes, lácteos, huevos y pescado, para formar nitrosaminas (substancias potencialmente cancerígenas). Por lo que el Fondo Mundial de Investigación sobre el Cáncer recomienda evitar el consumo de carnes procesadas, porque existen evidencias de que éstos aumentan el riesgo de padecer cáncer de colon.

Para evitar las consecuencias negativas de un consumo excesivo, se recomienda consumir solo si se desea, y en una cantidad que no sobrepase las 3 fetas de fiambre semanales. No se recomienda este producto a personas hipertensas.