La harina de algarroba es un alimento de origen vegetal, ya que proviene del fruto del algarrobo. Es un producto industrial y procesado, debido a que debe ser molido para obtener su harina, la misma tiene un aspecto y sabor similar al polvo de cacao. Contiene minerales como hierro, calcio, magnesio, zinc, silicio, fósforo y mucho potasio. 

Al provenir de un fruto, además de carbohidratos almidonados, también presenta simples, y su componente más importante es la fibra, presentando riqueza cualitativa (pectina y lignina fundamentalmente), que benefician la flora intestinal, disminuyendo las bacterias e incrementando los lactobacilos. Además, por toda su fibra, genera mayor saciedad y trabajo digestivo. 

Otro componente importante de la algarroba son los taninos, polifenoles que actúan como antioxidantes y potentes protectores que evitan la formación de las cancerígenas nitrosaminas, son antiinflamatorios, antirreumáticos y benéficos para el corazón y los riñones. A su vez, al no poseer gluten, resulta apto para personas celíacas o con intolerancia al gluten.

La algarroba se emplea como ingrediente de diferentes tipos de bizcochos, helados, flanes y salsas. Además, con la harina de algarroba se obtiene un exquisito chocolate. 

La cantidad recomendada va a depender del sexo, la actividad física y los objetivos. Se recomienda que se elija durante el día, ya que se utilizará más eficazmente esa energía, evitándolas a la noche que es cuándo el cuerpo se preparará para dormir y la sensibilidad de la insulina es baja. Solo será excepción cuando se entrene intenso en horarios nocturnos y el músculo deba recuperar la energía.