La harina integral es una harina molida de trigo que conserva su cáscara, lugar en donde se encuentra la fibra, vitaminas y minerales. Por otra parte, la harina común o refinada se obtiene a partir de un proceso en el cual se retira la cáscara del grano, por lo tanto también sus nutrientes.

La presencia de fibra en los alimentos aporta beneficios para el cuerpo:

El trigo contiene gluten, por lo que las personas celíacas o que presenten intolerancias no pueden consumirlos y por más que no existan intolerancias, siempre conviene variar los tipos de carbohidratos saludables. 

Al momento de consumir la harina integral, es recomendado hacerlo en combinación con otros nutrientes como proteínas (huevos, claras, carnes, batido proteico, queso), e incluso pueden agregarse vegetales fibrosos (todos exceptos papa, batata y choclo). De este modo, aumentará la saciedad y también se controlará más la glucemia. 

De esta harina salen distintos productos como el pan, galletas, etc. Se debe tener cuidado al momento de elegir, buscando el que venga con menos aditivos y más puro (todo integral) o sino se puede probar haciéndolo en forma casera. 

La cantidad va a depender de la persona, su sexo y nivel de actividad física.