La caballa es un pescado, alimento propio de la naturaleza, ya que no está procesado ni industrializado. Pertenece al grupo de las proteínas, debido a que es el nutriente que más prevalece. Además, contiene vitaminas, minerales y mucha grasa.

Es una gran fuente de proteínas de alto valor biológico y de fácil digestión, con todos los aminoácidos esenciales, cruciales para el organismo para todo tipo de construcción, regeneración y/o crecimiento de cada célula del cuerpo, desde el ADN, hasta el pelo, piel, uñas, órganos, neurotransmisores, masa muscular, etc.

Tiene un alto contenido de grasas insaturadas, siendo la fuente principal los ácidos grasos Omega 3. Estos presentan funciones indispensables y están involucrados en la prevención de varias enfermedades como las cardiovasculares, degenerativas, el cáncer, enfermedades inflamatorias, intestinales, artritis. Además, son muy importantes en etapas de desarrollo, como en el embarazo, para el desarrollo óptimo del cerebro y sistema nervioso del feto.

Se recomienda elegir las opciones frescas en vez de las enlatadas. La caballa en lata no se debe consumir diariamente. 

El consumo aconsejado para aportar esta grasas es de al menos 2 veces por semana.